Pronto la marcha paso de los cánticos a la acción, dejando muestra de la rabia e impotencia que durante todo el año se han guardado las marchantes

Marchan por los derechos de la mujer

Marchan por los derechos de la mujer

Banderas, pancartas y lonas sobresalían entre toda esta marea feminista, las cuales hacían visibles los rostros de aquellas víctimas que vieron escapar su vida en manos de sus agresores; o bien aquellas consignas que reflejaban la realidad que a diario enfrentan las más de 623 mil 178 mujeres que habitan en la entidad.

Pronto la marcha paso de los cánticos a la acción, dejando muestra de la rabia e impotencia que durante todo el año se han guardado las marchantes; y que se refleja en el 91.4% de los casos donde las mujeres sufren algún delito y no lo denuncian, ya sea porque consideran que no es una falta grave o bien lo consideran una pérdida de tiempo.

Este enojo se tradujo en un avasallante golpe a los Juzgados Familiares y Mercantiles, que representan al Poder Judicial a quien señalan de no brindar pronta justicia en los miles de casos de violencia y feminicidios, que año con año se presentan en la entidad.

Posteriormente, el avance se dirigió al recién pintado Palacio de Gobierno que se convirtió en un lienzo para las denuncias y señalamientos que las protestantes hacían a sus agresores, autoridades y sociedad en general, logrando tumbar las puertas para ingresar al recinto gubernamental; minutos más tarde, el Gobernador Miguel Ángel Navarro salió a constatar el paso del contingente violeta.

La marcha prosiguió marcando como siguiente objetivo el Congreso del Estado, en el cual se escucharon estruendos de cristales cayendo al unísono del golpeteo de marros sobre la cantera que adorna el edificio legislativo; “Los muros se restauran, la vida de mis hermanas no”, gritaban las manifestantes mientras transformaban estas paredes en un mural de reclamos; hoy no cayó la puerta.

“Señor, señora no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”, era la consigna que imperó durante los próximos metros, mientras las protestantes arribaban a la Catedral de Tepic; el máximo recinto religioso de la entidad, que se había preparado con débiles retablos plásticos para evitar daños.

“Fuimos todas, fuimos todas”, gritaban las manifestantes mientras derribaban estas vallas que pronto se convirtieron en leña para el ritual de aquellas que rezaban “saquen sus rosarios de nuestros ovarios; saquen su doctrina de nuestras vaginas”, un tedeum que reprocha la posición de la Iglesia ante la interrupción del embarazo; enfrentando de nueva cuenta los pañuelos verdes contra los azules.

Finalmente, el recinto religioso quedó cubierto de esta rabia violeta que llamó a los periodistas a dejar de transmitir en vivo los hechos próximos a acontecer, ante la reunión que se preparaba en la pérgola de la Plaza Principal, en el corazón de la ciudad; el cual sería testigo del final de esta protesta con la hoguera de sus agresores.

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